Cada año, el último miércoles de abril, se conmemora el Día Internacional de la conciencia sobre el Ruido. Si bien la contaminación sonora no suele ocupar los titulares como el cambio climático o la calidad del aire, es uno de los principales contaminantes ambientales que impactan en la salud humana, especialmente en las grandes ciudades.
"Vivimos rodeados de un ruido que no vemos, pero que nos enferma todos los días. El tráfico, las bocinas, las obras, las motos acelerando: todo forma parte de una contaminación sonora que aturde nuestros oídos, acelera nuestro corazón y altera nuestro bienestar. Hacer silencio también es cuidar el ambiente y proteger nuestra salud”, comenta Pablo Azorin, consultor de seguridad vial.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de 1000 millones de personas, entre los 12 y 35 años, están en riesgo de perder la audición debido a la exposición prolongada a ruidos fuertes. El tránsito vehicular, particularmente en áreas urbanas densas, representa uno de los factores de mayor incidencia en este problema.
Amenaza
Para dimensionar esta amenaza:
- Ruidos mayores a 53 decibeles (dB) durante el día o 45 dB por la noche son considerados nocivos para la salud física y mental.
- En comparación, un tránsito urbano moderado genera entre 60 y 70 dB, un embotellamiento puede alcanzar los 85 dB y el bocinazo de un vehículo o el escape libre de una motocicleta sin silenciador supera los 90 a 100 dB.
La exposición prolongada a altos niveles de ruido puede generar:
- Ansiedad e irritabilidad
- Trastornos del sueño
- Disminución del rendimiento cognitivo y pérdida auditiva
- Incremento de la presión arterial
En la Ciudad de Buenos Aires, los mapas sonoros muestran zonas críticas, como Av. Rivadavia y Medrano en el barrio de Almagro, y la esquina de Viamonte y Esmeralda en San Nicolás, donde los niveles de ruido exceden los valores seguros de manera constante. Sin embargo, aún falta un relevamiento nacional integral para dimensionar el problema a escala país..
Reducción
¿Qué se puede hacer para reducir la contaminación sonora en las ciudades?, se pregunta el directivo
- El desafío es complejo, pero existen medidas concretas que pueden marcar una diferencia:
- Control de ruidos en obras de construcción y en el transporte vehicular.
- Fomento de medios de movilidad sostenibles como la bicicleta o los traslados a pie.
- Programas de renovación del transporte público, reemplazando colectivos a combustión por unidades eléctricas más silenciosas.
- Desarrollo de parques urbanos y zonas de "silencio controlado" en áreas de alta densidad poblacional.
- Instalación de pavimento fonoabsorbente en avenidas de alto tránsito.
- Implementación de muros verdes, que además de mejorar el paisaje urbano, actúan como barreras naturales contra el ruido.
La clave está en integrar estrategias de urbanismo inteligente, normativas estrictas, y sobre todo, generar conciencia ciudadana sobre la necesidad de proteger nuestros oídos y nuestro entorno.
"La contaminación sonora no se ve, pero deja marcas profundas en nuestra salud y calidad de vida. Es urgente incluirla en la agenda pública como uno de los grandes desafíos ambientales de nuestras ciudades”, afirma Azorin.
Cada año, el último miércoles de abril, se conmemora el Día Internacional de la conciencia sobre el Ruido. Si bien la contaminación sonora no suele ocupar los titulares como el cambio climático o la calidad del aire, es uno de los principales contaminantes ambientales que impactan en la salud humana, especialmente en las grandes ciudades.
"Vivimos rodeados de un ruido que no vemos, pero que nos enferma todos los días. El tráfico, las bocinas, las obras, las motos acelerando: todo forma parte de una contaminación sonora que aturde nuestros oídos, acelera nuestro corazón y altera nuestro bienestar. Hacer silencio también es cuidar el ambiente y proteger nuestra salud”, comenta Pablo Azorin, consultor de seguridad vial.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de 1000 millones de personas, entre los 12 y 35 años, están en riesgo de perder la audición debido a la exposición prolongada a ruidos fuertes. El tránsito vehicular, particularmente en áreas urbanas densas, representa uno de los factores de mayor incidencia en este problema.
Amenaza
Para dimensionar esta amenaza:
Ruidos mayores a 53 decibeles (dB) durante el día o 45 dB por la noche son considerados nocivos para la salud física y mental.
En comparación, un tránsito urbano moderado genera entre 60 y 70 dB, un embotellamiento puede alcanzar los 85 dB y el bocinazo de un vehículo o el escape libre de una motocicleta sin silenciador supera los 90 a 100 dB.
La exposición prolongada a altos niveles de ruido puede generar:
Ansiedad e irritabilidad
Trastornos del sueño
Disminución del rendimiento cognitivo y pérdida auditiva
Incremento de la presión arterial
En la Ciudad de Buenos Aires, los mapas sonoros muestran zonas críticas, como Av. Rivadavia y Medrano en el barrio de Almagro, y la esquina de Viamonte y Esmeralda en San Nicolás, donde los niveles de ruido exceden los valores seguros de manera constante. Sin embargo, aún falta un relevamiento nacional integral para dimensionar el problema a escala país.